La necesidad de estar siempre conectados para atender a nuestras cuentas en redes sociales se conoce como
FoMO (Fear of Missing Out).
Probablemente todos lo hayáis experimentado alguna vez. Estar tranquilamente disfrutando una actividad cuando cogéis el smartphone porque os llegan avisos de vuestros contactos en redes como Twitter o Facebook. Lo peor es que pensáis que perdéis algo por no estar continuamente conectados a esas redes sociales.
Estos medios hacen que podamos estar conectados las 24 horas al día, por lo que nos hace estar "pegados" al móvil. También la publicidad trata de convencernos de que no podemos perder la oportunidad para comprar ese objeto con el que nos sentiremos, más felices o integrados. Pero intentan todo lo contrario excluirnos y hacernos depender de esos mismos objetos.
SÍNTOMAS DE ESTE TRASTORNO
Búsqueda constante de cobertura de red: los adictos a sus móviles suelen tener una especie de sexto sentido para detectar que en ciertas localizaciones la cobertura móvil es limitada o nula. En esas situaciones, tratarán de buscar en todo momento aquellos lugares cercanos en los que al menos puedan tener algo de conectividad.
Un enchufe siempre a mano: poder cargar el móvil en caso de que la batería se agote es esencial para estos usuarios, y por esa razón en cuanto llegan a algún nuevo sitio en el que van a pasar varias horas “escanean” ese lugar para comprobar si hay un enchufe al que poder conectar el móvil.
Analistas de la batería: muy relacionado con lo anterior, los afectados por la nomofobia tienen constantemente en cuenta el porcentaje de batería que queda en sus dispositivos. Son normalmente expertos en estimar cuánto tiempo de vida les queda y cuándo necesitarán conectarse a una toma de corriente para recargar sus móviles.
El móvil siempre a mano, pero sin que les vean: estos usuarios también tienen un singular tic nervioso: no paran de consultar la pantalla del móvil para ver si se han producido actualizaciones de sus redes sociales o les llegan mensajes o llamadas de otro tipo. El problema es que la mayoría de las veces no lo hacen abiertamente. Esconden el gesto y el móvil para consultar ese estado de forma silenciosa y lo hacen con mucha frecuencia.
No les gustan los sitios nuevos: tener que ir a un sitio que no conocen puede ser fatal: puede no haber cobertura o puede no haber un enchufe cerca. Desastre total. La rutina, lo que funciona, es especialmente interesante para estos usuarios que necesitan estar conectados siempre y en todo lugar.
Muchos de estos síntomas nos sucederán a la mayoría de nosotros, ya que inevitablemente vivimos en la sociedad de la información y las nuevas tecnologías, pero podemos encontrar un tratamiento como, no llevarse el móvil a todos lados y tenerlo en todas las situaciones, como en las comidas o en las cenas con la familia. Apagar el móvil por la noche -algo casi impensable para muchos usuarios- también es una medida preventiva importante que nos permitirá descansar mucho mejor… si logramos acostumbrarnos a ello sin pensar en todo eso que “teóricamente” nos estamos perdiendo mientras dormimos.